Al ser patrimonio de la Unesco, ninguna edificación de La Habana, Cuba, podrá ser derrumbada, la reconstrucción de los centenares de balcones viejos de la isla valdría demasiado. Es bonito recorrer sus calles en especial las que poseen casas que para goce de los turistas han sido reparadas y fijar la mirada hacia arriba y encontrar balcones como este que como estructuras inertes quedaron estancadas en el tiempo registrando el día a día de la humanidad que las admira.
Como la parte amable de Cuba queda plasmada esta imagen que para disfrute de los extranjeros es hermosa, pero para los cubanos es un símbolo más de cómo los 50 años de revolución los dejó paralizados en la época pasada, ya que las edificaciones de sus hogares no conocen una brocha de pintura sino sólo la humedad que a través de la brisa del mar atlántico llega a las paredes.